domingo, 13 de febrero de 2011

Testimonio escrito (II) - Javier Sosa (Argentina)

Ya esta aqui nuestro segundo testimonio. Javier es todo un gato-activista de Argentina. Mucho que aprender de su historia :)


Gata Confesora




Mi nombre es Javier Sosa. Nací y vivo actualmente en Argentina. Esta es la historia de cómo mi vida mejoró, al igual que: TU VIDA VA A MEJORAR.
Mi salida del closet se dio de forma un poco complicada porque mis padres se enteraron cuando me expulsaron del colegio, o mejor dicho: "me invitaron a que me retirara" por mi orientación sexual. Yo era consciente de mi deseo, pero tuve relaciones con un chico que me deseó también pero luego se arrepintió y lo divulgó. Por otro lado, yo tenía encuentros pastorales con un catequista que obraba a las veces de consejero y él me preguntaba sobre mi sexualidad. Yo tenía fe de que podría cambiar con el tiempo, entonces ambas informaciones se juntaron: mi relación con este chico y los comentarios de mi catequista y quizás los padres del chico fueron a hablar también con la escuela. Entonces el rector convocó a mis padres y les dijo que no me reinscribieran y que era mejor que encontrasen otra institución donde me yo me fuera a sentir mejor.Lo más curioso era que yo me sentía bien con mi deseo: no sentí culpa pero sí que es verdad que pensaba que podría cambiar y que así todo sería más cómodo en mi vida social. Mi catequista me decía que si tenía fantasías o deseos homosexuales saliese a dar una vuelta, a caminar, en vez de encontrarme con alguien o masturbarme, que eso pasaría y sería pasajero. Todos me insultaban, yo buscaba salir del aula e ir a la biblioteca para refugiarme. No he vivido muchos recreos en la secundaria; en la primaria sí disfrutaba la vida social de los recreos y jugábamos al ping pong o al metegol, era muy lindo. También sufrí las clases de educación física porque no me gustaba el fútbol. Además cuando subía al colectivo que me llevaba al campo de deportes muchas veces mis compañeros comenzaban a gritarme cosas, yo rogaba cada vez que me tomaba el colectivo que no hubiera chicos de mi colegio trataba de ir muy temprano o muy tarde para evitarlos, era doloroso que me griten "puto" en la calle o a la salida de la escuela en frente de otras personas que no conocía, padres de otros alumnos y la gente que pasaba. Recuerdo con cierto dolor esos momentos pero nunca fui violento, es decir si me agredían o pegaban o insultaba nunca buscaba imponerme físicamente, eso hacía que sea el blanco fácil de las agresiones. En realidad tuve que comenzar en una escuela mixta pública laica pues venía de una escuela de varones y religiosa. Me dolió perder a mis compañeros con quienes venía cursando desde que era un niño. Mis padres nunca me recriminaron nada, me apoyaron en todo, recuerdo lo que mi padre dijo cuando estábamos en el auto saliendo de la reunión final "Javier, vas a salir adelante de esto". Años después estando en un bar y sincerándose conmigo me dijo que "fuera lo que yo fuera yo siempre sería su hijo". Esas palabras quedaron grabadas en mi.Sin embargo la vida continuó. En los años siguientes no tuve amigos gays pero tuve relaciones afectivas, la primera de 9 meses a los 15 años; luego a los 19 una relación de 6 años y la última a los 25 duró 7 años, con dos romances de verano y relaciones ocasionales.Las cosas fueron yendo mejor después de la secundaria. Poco a poco empecé a encontrar mi lugar en el mundo. Un día conocí a un chico por chat. Era voluntario de una ONG. Fue el primero que me hablo de la posibilidad de hacer activismo y me animo a que me uniera a su organización. Así lo hice, y en un tiempo me convertí en coordinador de dos talleres: "Taller de Prevención de ITS y Diversidad Afectivo Sexual" y "Taller de Bien-Estar" y coordinaba a la par al Grupo de Prevención, un grupo de voluntarios con quienes distribuíamos preservativos en mano en la puerta de boliches bailables, baños públicos, cines condicionados, saunas, zona trans y demás lugares, con el fin de favorecer conductas más seguras y pasábamos videos de prevención positiva mientras la gente bailaba para favorecer mensajes de auto cuidado en las relaciones sexuales posteriores al baile. También entregábamos folletos y respondíamos consultas que la gente nos preguntaba en el momento. Luego de ello me dedique a ser promotor en derechos humanos en forma independiente con otros voluntariosy finalmente conformamos una agrupación de voluntariado social solidario basada en el humanismo cuyo nombre es ALFABETAS.De esa forma el activismo se convirtió en mi hobbie y profesión. Durante los años que me he dedicado a ello, he comprobado que es un mundo muy complejo, como todo movimiento político, que no debe pensarse desde el idealismo. No todo es como la dulce idea de un arco-iris que nos embandera a todos, desgraciadamente hay tensiones e intereses contrapuestos, como en todas partes, y a veces cosas peores. Sin embargo también hay mucho compañerismo, mucho valor, mucho compromiso, mucho trabajo y dedicación y mucho altruismo y sacrificio personal porque nuestros amigos familiares y vecinos no entienden que nuestro trabajo es un trabajo de reivindicación social; y pasa a menudo que pierdes amistades y existen discusiones de pareja o dentro de la familia. Hay que tener convicciones muy profundas para seguir y se debe haber crecido con ciertos ideales que no se está dispuesto a negociar para abrirse paso porque cierran las puertas a veces hacia afuera y a veces hacia adentro de las organizaciones para las cuales se trabaja. Hoy en día trabajo afanosamente en el activismo, disfruto de una vida amistosa y amorosa plena. Los días de la escuela quedaron muy lejos y cuando miro atrás, me siento orgulloso del Javier que construí de las cenizas de mi infancia. Es por eso que no solo creo, sino que SE que TU VIDA VA A MEJORAR.

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