jueves, 24 de febrero de 2011

Masculinidad y homofobia

Gatos: estudios científicos demuestran que existe relación entre la tendencia de los hombres a ser homófonos y su inseguridad frente a su propia masculinidad. O sea, que cuando se sienten “poco hombres” reaccionan odiando a los homosexuales… Curioso: os recomiendo leer detenidamente este interesante artículo!

Profesor Miau.


Los hombres inseguros presentan mayor hostilidad contra homosexuales. Cuando los hombres heterosexuales sienten que su masculinidad está en juego, pueden responder con hostilidad hacia los homosexuales, según una nueva investigación.
El investigador Richard H. Gramzow, de la Universidad Northeastern, en Boston, Massachusetts, refiere que los hallazgos de una investigación podría relacionar la fobia contra los homosexuales en el caso de los hombres a la falta de seguridad en si mismos, especialmente en la masculinidad y representaría miedo a su conducta, en caso que esta fuera libre y sin códigos preestablecidos. El investigador explicó "Los hombres con su ego masculino bajo amenaza pueden ser generalmente más hostiles hacia los homosexuales", añadió. "Esto se podría traducir, con el tiempo, en conductas más agresivas". Los hallazgos se presentaron en la reunión de la Sociedad de Psicología de la Personalidad y Social.
Aunque los movimientos a favor de los derechos de los homosexuales han logrado progresos en cuanto a la aceptación pública de los homosexuales, tanto masculinos como femeninos, aún subsiste el prejuicio entre la población. Este prejuicio en contra de los homosexuales está limitado, en su mayor parte, a una sutil discriminación o a comentarios insultantes. Pero la homofobia puede conducir a crímenes de odio más violentos, como el asesinato en 1999 del estudiante universitario Matthew Shepard, en Wyoming.
Para tratar de determinar los factores que conducen a estos prejuicios, Gramzow le pidió a 60 hombres y mujeres universitarios que llenaran cuestionarios sobre su sentido individual de masculinidad o feminidad. Los cuestionarios incluían una lista de rasgos de la personalidad, como "firmeza", "protector" o "autoritario". Los investigadores preguntaron a los estudiantes si "consideraban esos rasgos como propios", dijo Gramzow.
Al mismo tiempo, preguntaron sobre sus puntos de vista acerca de los hombres y mujeres homosexuales. Al analizar los resultados, el investigador de Boston halló que, entre los hombres, "cuantos más rasgos de personalidad masculina se adjudicaban, mayor era la negatividad hacia los hombres homosexuales" y, en un menor grado, hacia las lesbianas. En contraste,sólo se detectó una correlación débil entre la dentificación de una mujer con su sexo y su actitud hacia los hombres o mujeres homosexuales.
Basado en estos hallazgos, Gramzow examinó a lo que podría suceder cuando los hombres sienten que su hombría está amenazada. En un segundo estudio, el investigador repartió un cuestionario falso destinado a generar "perfiles de personalidad" ficticios. Al igual que en el primer experimento, preguntaron a los participantes sobre sus puntos de vista acerca de las lesbianas y los hombres homosexuales. De forma completamente aleatoria, Gramzow dijo a la mitad de los estudiantes que sus perfiles de personalidad habían arrojado rasgos "masculinos",
mientras que a la otra mitad le informó que había obtenido mayores puntuaciones
en los rasgos "femeninos".
El resultado fue que "los hombres a los que se dijo que tenían rasgos de
personalidad femenina reportaron actitudes extremadamente negativas hacia los
hombres homosexuales", informó Gramzow, pero sus actitudes hacia las lesbianas
no se alteraron. Las mujeres a quienes se informó que tenían rasgos masculinos no
aumentaron el grado de hostilidad hacia las lesbianas ni hacia los hombres
homosexuales, refirió el investigador. Lo fundamental, según Gramzow, es que "parece que los hombres heterosexuales demuestran antipatía hacia los homosexuales como una forma de expresar su masculinidad"."No es difícil imaginar que inquietudes de esta índole acerca de la identidad podrían conducir a intentos más malévolos para 'distanciarse' de cualquier
sospecha de homosexualidad", incluso por medio del ataque contra homosexuales, agregó el investigador.
Respecto a la diferente conducta en el caso de las mujeres los investigadores dijeron: "En este sentido, hay más flexibilidad con las mujeres, al menos en términos de vestuario y cosas por el estilo. Pero en el momento en que un hombre comienza a comportarse con cierto grado de feminidad, es criticado severamente". Gramzow indicó que investigaciones previas sobre el antisemitismo arrojaron resultados similares, en los que las pruebas para examinar las actitudes hacia los judíos arrojaron mayores grados de hostilidad cuando la autoimagen de los participantes se vio amenazada.

Fuente: http://www.equidadecuador.org/es/todo/ATT1111956385-1.pdf

viernes, 18 de febrero de 2011

domingo, 13 de febrero de 2011

Testimonio escrito (II) - Javier Sosa (Argentina)

Ya esta aqui nuestro segundo testimonio. Javier es todo un gato-activista de Argentina. Mucho que aprender de su historia :)


Gata Confesora




Mi nombre es Javier Sosa. Nací y vivo actualmente en Argentina. Esta es la historia de cómo mi vida mejoró, al igual que: TU VIDA VA A MEJORAR.
Mi salida del closet se dio de forma un poco complicada porque mis padres se enteraron cuando me expulsaron del colegio, o mejor dicho: "me invitaron a que me retirara" por mi orientación sexual. Yo era consciente de mi deseo, pero tuve relaciones con un chico que me deseó también pero luego se arrepintió y lo divulgó. Por otro lado, yo tenía encuentros pastorales con un catequista que obraba a las veces de consejero y él me preguntaba sobre mi sexualidad. Yo tenía fe de que podría cambiar con el tiempo, entonces ambas informaciones se juntaron: mi relación con este chico y los comentarios de mi catequista y quizás los padres del chico fueron a hablar también con la escuela. Entonces el rector convocó a mis padres y les dijo que no me reinscribieran y que era mejor que encontrasen otra institución donde me yo me fuera a sentir mejor.Lo más curioso era que yo me sentía bien con mi deseo: no sentí culpa pero sí que es verdad que pensaba que podría cambiar y que así todo sería más cómodo en mi vida social. Mi catequista me decía que si tenía fantasías o deseos homosexuales saliese a dar una vuelta, a caminar, en vez de encontrarme con alguien o masturbarme, que eso pasaría y sería pasajero. Todos me insultaban, yo buscaba salir del aula e ir a la biblioteca para refugiarme. No he vivido muchos recreos en la secundaria; en la primaria sí disfrutaba la vida social de los recreos y jugábamos al ping pong o al metegol, era muy lindo. También sufrí las clases de educación física porque no me gustaba el fútbol. Además cuando subía al colectivo que me llevaba al campo de deportes muchas veces mis compañeros comenzaban a gritarme cosas, yo rogaba cada vez que me tomaba el colectivo que no hubiera chicos de mi colegio trataba de ir muy temprano o muy tarde para evitarlos, era doloroso que me griten "puto" en la calle o a la salida de la escuela en frente de otras personas que no conocía, padres de otros alumnos y la gente que pasaba. Recuerdo con cierto dolor esos momentos pero nunca fui violento, es decir si me agredían o pegaban o insultaba nunca buscaba imponerme físicamente, eso hacía que sea el blanco fácil de las agresiones. En realidad tuve que comenzar en una escuela mixta pública laica pues venía de una escuela de varones y religiosa. Me dolió perder a mis compañeros con quienes venía cursando desde que era un niño. Mis padres nunca me recriminaron nada, me apoyaron en todo, recuerdo lo que mi padre dijo cuando estábamos en el auto saliendo de la reunión final "Javier, vas a salir adelante de esto". Años después estando en un bar y sincerándose conmigo me dijo que "fuera lo que yo fuera yo siempre sería su hijo". Esas palabras quedaron grabadas en mi.Sin embargo la vida continuó. En los años siguientes no tuve amigos gays pero tuve relaciones afectivas, la primera de 9 meses a los 15 años; luego a los 19 una relación de 6 años y la última a los 25 duró 7 años, con dos romances de verano y relaciones ocasionales.Las cosas fueron yendo mejor después de la secundaria. Poco a poco empecé a encontrar mi lugar en el mundo. Un día conocí a un chico por chat. Era voluntario de una ONG. Fue el primero que me hablo de la posibilidad de hacer activismo y me animo a que me uniera a su organización. Así lo hice, y en un tiempo me convertí en coordinador de dos talleres: "Taller de Prevención de ITS y Diversidad Afectivo Sexual" y "Taller de Bien-Estar" y coordinaba a la par al Grupo de Prevención, un grupo de voluntarios con quienes distribuíamos preservativos en mano en la puerta de boliches bailables, baños públicos, cines condicionados, saunas, zona trans y demás lugares, con el fin de favorecer conductas más seguras y pasábamos videos de prevención positiva mientras la gente bailaba para favorecer mensajes de auto cuidado en las relaciones sexuales posteriores al baile. También entregábamos folletos y respondíamos consultas que la gente nos preguntaba en el momento. Luego de ello me dedique a ser promotor en derechos humanos en forma independiente con otros voluntariosy finalmente conformamos una agrupación de voluntariado social solidario basada en el humanismo cuyo nombre es ALFABETAS.De esa forma el activismo se convirtió en mi hobbie y profesión. Durante los años que me he dedicado a ello, he comprobado que es un mundo muy complejo, como todo movimiento político, que no debe pensarse desde el idealismo. No todo es como la dulce idea de un arco-iris que nos embandera a todos, desgraciadamente hay tensiones e intereses contrapuestos, como en todas partes, y a veces cosas peores. Sin embargo también hay mucho compañerismo, mucho valor, mucho compromiso, mucho trabajo y dedicación y mucho altruismo y sacrificio personal porque nuestros amigos familiares y vecinos no entienden que nuestro trabajo es un trabajo de reivindicación social; y pasa a menudo que pierdes amistades y existen discusiones de pareja o dentro de la familia. Hay que tener convicciones muy profundas para seguir y se debe haber crecido con ciertos ideales que no se está dispuesto a negociar para abrirse paso porque cierran las puertas a veces hacia afuera y a veces hacia adentro de las organizaciones para las cuales se trabaja. Hoy en día trabajo afanosamente en el activismo, disfruto de una vida amistosa y amorosa plena. Los días de la escuela quedaron muy lejos y cuando miro atrás, me siento orgulloso del Javier que construí de las cenizas de mi infancia. Es por eso que no solo creo, sino que SE que TU VIDA VA A MEJORAR.

martes, 8 de febrero de 2011

D@vid de Madrid

Desde el canal de Tu Vida va a Mejorar, os presento al gato D@vid, que es nuevo en el Callejón. Bienvenido, gatin!! 

Gata Madre


sábado, 5 de febrero de 2011

Cuando tu hijo es gay

Aquí os presento un articulo de Camile Roldán Soto para las mamas gatas. Espero que os guste y sirva.

Gato Periodista



DIFICULTADES QUE PUEDEN ENFRENTAR LOS PADRES Y CÓMO PUEDEN AYUDARLO

Desde muy niño, digamos los 4 ó 5 años, el hijo de Minerva jugaba con adornos, gustaba de vestir capas, bailar, moverse mucho y entretenerse solo o en compañía de niñas en vez de varones.

“Había algo diferente en él”, recuerda la mujer hoy, casi treinta años después.

Tal cómo le dictaba su “sexto sentido de madre”, su hijo mayor y único varón resultó ser homosexual. Sólo que la certeza llegó muchos años después de los juegos con adornos y capas, cuando su niño había enfrentado rechazo, discrimen y burlas en el entorno escolar, y no por hacer daño a alguien, tener malas notas o comportamiento impropio. Todo el maltrato que vivió fue por tener una orientación sexual distinta a los demás.

“Hubo crueldad. Lo rechazaban. Le ponían nombres”, apunta la madre.

Según datos divulgados por la Asociación de Psicología de Puerto Rico, entre 30 a 70% de los jóvenes gay han experimentado asaltos verbales o físicos en la escuela o han sido rechazados por amigos y familiares.

Elevar la conciencia sobre el ambiente que pueden enfrentar estos jóvenes en el ámbito escolar, o incluso la casa, motivó a la organización puertorriqueña a elaborar un folleto disponible a través de www.asppr.net con datos para entender la realidad de la población gay, lesbiana, bisexual, transgénero y que cuestionan su orientación sexual (GLBTQ).

Una dura niñez

En edades tan tempranas como los 2 a 4 años, varones y hembras pueden manifestar preferencias contrarias a las esperadas para su género. Las niñas pueden preferir jugar a ser el papá en lugar de la mamá, divertirse con carritos y no con muñecas, y vestir pantalones en vez de faldas con volantes.

En el caso de ellos, tal como el hijo de Minerva, los niños pueden optar por juegos asociados al género femenino, incluso expresar un gusto por imitar personajes de princesas y hadas.

Estas conductas, explica la psicóloga clínica Monique Jiménez, son esperadas y apropiadas durante la niñez temprana, que se extiende hasta los seis años.

“Sin embargo, cuando ocurren fuera de la niñez temprana, van asociadas a verbalizaciones adicionales y se enmarcan en un contexto donde en conjunto se salen de lo esperado pueden definirse como conductas de género variantes”, señala la profesora de la Universidad Carlos Albizu.

Para que se identifique el comportamiento de género variante las preferencias tienen que manifestarse de forma consistente, generalizada y marcada. Es decir, no tienen nada que ver ni bajo ningún concepto deben confundirse con expresiones esporádicas como, por ejemplo, que un niño quiera jugar con muñecas o imitar a su madre y viceversa en el caso de las niñas.

En la adolescencia y la adultez, hombres y mujeres pueden experimentar atracción física o emocional hacia alguien de su mismo sexo.

“Sin embargo, estudios de investigación que han observado el desarrollo de niños varones con comportamiento de género variante hasta la adultez, revelan que como adultos la mayoría de ellos tiene una atracción física y afectiva hacia personas de su mismo sexo, es decir son gays o bisexuales”, cita el manual “Si a usted le preocupan los comportamientos de género de su hijo o hija” del Children’s National Medical Center.

Aunque en el pasado los expertos en desarrollo infantil pensaban que estas conductas estaban relacionadas a experiencias vividas, hoy coinciden en que la predisposición genética pueden ser la causa principal.

Enfrentar la realidad

Los rasgos del comportamiento de género variante eran evidentes en el hijo de Minerva, a quien llamaremos Miguel. Como muchos padres y madres, la reacción inicial de Minerva y su esposo fue intentar modificarlos. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo optaron por ofrecerle un ambiente familiar amoroso y de aceptación, con la meta clara de fortalecer su autoestima.

Observando a Miguel, se dieron cuenta de que prefería las actividades o deportes individuales, así es que a través del tiempo lo matricularon en clases de tenis, buceo y gimnasia que él disfrutaba muchísimo.

No es que haya sido fácil resistir la presión de cambiar a su hijo, explica Minerva.

“Uno como madre tiene ciertos conceptos metidos en la cabeza y se cree que con el tiempo las cosas van a cambiar. Hubo mucha negación de mi parte. En mi caso, estaba la religión y la preocupación de cómo te va a ver la gente. Pensaba que me podían ver como una madre fracasada porque no logré tener un hijo ‘normal’. Ya no lo veo así y, a pesar de eso, no hablo de esto con todo el mundo, sólo con un grupo selecto, gente que no juzga y que genuinamente quiere el bienestar de mi hijo”, establece.

Hablan los profesionales

La Academia Americana de Pediatría, entre muchas otras asociaciones médicas, establecen hace años que la homosexualidad no necesita cura, porque no es un trastorno mental. Sin embargo, alertan los psicólogos entrevistados, algunos profesionales de la salud todavía arrastran la idea equivocada de que la homosexualidad se puede o se debe tratar.

La doctora Carmen Milagros Vélez establece que aún hace falta mucha educación y concienciación a la ciudadanía para lograr un ambiente de respeto a esta población.

“Tenemos que ayudar a las familias, porque allá afuera hay un discurso totalmente perjudicial a la salud. Qué le espera a un niñito de 12 ó 13 años cuando no puede contar con un ambiente seguro y de aceptación en su casa o en su escuela”, reflexiona la profesora de la escuela graduada del Recinto de Ciencias Médicas.

En su práctica, el psicólogo clínico Santiago Rivera Santos han lidiado con familias que enfrentan la homosexualidad de uno de sus miembros. En muchos casos, sostiene Rivera, los padres entienden erróneamente que tienen que buscar ayuda para “arreglarlos”. En un caso particular, los padres utilizaban el castigo físico para convencer al adolescente de que estaba equivocado.

Aunque accedieron a ir a terapia, los padres están molestos con el niño y él, en respuesta, expresa rechazo y hermetismo hacia ellos.

“En estos casos trabajamos con la construcción social. El padre tiene que salir del clóset también, y esto implica aceptar a su hijo y apoyarlo”, expresa el doctor.

Madres como Minerva aspiran a una sociedad donde no exista el juicio negativo sobre personas como Miguel. Mientras ese deseo se materializa, ella cumple con lo que entiende es su responsabilidad. Por eso, aunque confiesa que aún le choca ver a dos hombres expresarse amor de pareja, se prepara para asistir a la boda de su hijo en Estados Unidos.

“Estoy bregando conmigo”, reconoce “porque él está bien, está feliz, y si hay algo que le he pedido a Dios es que mis hijos sean felices. No que sean ricos, no que tengan el mejor trabajo, que sean felices”.

Defiéndelo

No aceptes automáticamente las ideas tradicionales sobre los roles de los géneros y la orientación sexual. Aprende a separar los juicios de la sociedad del amor que sientes por tu hijo.

• Los niños son mucho más resistentes y capaces de soportar desafíos cuando sienten que sus padres están de su lado. Hazle saber a tu hijo que lo amas tal cual es. Comunica a los demás que amas a tu hijo incondicionalmente y dile que estarás siempre a su lado para darle apoyo.

• Orienta a tu hijo hacia actividades que lo ayuden a “encajar” socialmente respetando sus preferencias. No le impongas actividades que no disfrute.

• Habla con tu hijo sobre el hecho de que hay más de un modo de ser niño o niña. Enfatiza que cada persona es diferente y evita usar aseveraciones tales “el juego de muñecas es de niñas” o “tienes que jugar pelota porque eres niño”.

• Haz que tu hijo reconozca que es diferente en términos positivos.

(Fuente: “Si a usted le preocupan los comportamientos de género de su hijo o hija”, del Children’s National Medical Center.)

No es un trastorno

Los estudiantes gay suelen reportar que faltan a la escuela con más frecuencia que los estudiantes heterosexuales, debido al miedo a ser hostigados por otros estudiantes y a recibir daño a su propiedad.

Existe una alta tasa de dificultades emocionales, intentos de suicidio, conducta sexual arriesgada y consumo de drogas que reportan estudiantes LGBT en comparación con sus pares heterosexuales.

La Academia Americana de Pediatría, la Asociación Americana de Consejería, la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psicología, la Asociación Nacional de Psicología Escolar y la Asociación Nacional de Trabajo Social, que juntas representan más de 477,000 profesionales, han tomado la posición de que la homosexualidad no es un trastorno mental y, por lo tanto, no es necesaria una cura.

Existen psicoterapeutas que erróneamente ven la identidad gay/lésbica como un trastorno mental que necesita ser cambiado o curado a través de terapia. Los grupos de profesionales de la salud coinciden en que la terapia reparativa no cumple con parámetros éticos y no debe ser implementada.

Fuente: http://saliendodelcloset.blogspot.com/2010/03/cuando-tu-hijo-es-gay.html Por Camile Roldán Soto de El Nuevo Dia / end.croldan@elnuevodia.com

jueves, 3 de febrero de 2011

Les Duo de Chats

Estos niños quieren ser gatos.. O serán estos gatos que quieren ser niños? Espero que os guste, queridísimos!!



Gata Madre