domingo, 29 de mayo de 2011

Boom de parejas gay para madres de alquiler en la India

Tener gatitos... Disfrutad de este texto!


Gato Periodista



Cada vez son más las parejas occidentales gays -especialmente de Estados Unidos- que contratan los servicios de una madre de alquiler en la India. Se ahorran burocracia y mucho dinero, mientras que mujeres de clase humilde acceden a llevar a un ser en su vientre cediéndolo nada más nacer. A cambio, estas mujeres reciben una buena cantidad de dinero para llevar adelante a su propia familia.


En un edificio inmerso en el caos de Hyderabad, a una hora en avión de Bangalore, el estadounidense Brad Fister, de 29 años, disfruta de la infinita dicha de ser padre por primera vez. Para lograr su deseo, Fister y su compañero, Michael Griebe, propietarios de una empresa informática, contrataron los servicios de una madre de alquiler en esta ciudad india, a miles de kilómetros de su hogar, en Kentucky (EEUU). La hija de la pareja, Ashton, concebida en un laboratorio con el esperma de Fister y el óvulo de una donante anónima, nació a mediados de febrero.


India es desde hace bastante tiempo uno de los principales países donde las grandes empresas contratan servicios que se pueden externalizar, como la atención telefónica al cliente, el apoyo tecnológico online y tareas relacionadas con la alta tecnología. Ahora los estadounidenses -y cada vez más las parejas de homosexuales- están siguiendo los pasos de las grandes corporaciones y comienzan también a “externalizar” algunos servicios reproductivos.


La práctica de contratar a una mujer en la India, o en algún otro lugar remoto, para que se le implante un embrión y geste un bebé es cada vez más pujante. Clínicas de fertilidad especializadas en este país continental ofrecen estos servicios mediante mujeres de clase humilde, a las que pagan para que gesten el hijo de familias occidentales.


Pero en los últimos tiempos se ha añadido una nueva dimensión a este tipo de práctica, ya que cada vez llegan a las clínicas de Hyderabad, Mumbai, Nueva Delhi y Bangalore más parejas de homosexuales de Estados Unidos y de otros países que quieren tener un hijo.


“India es una buena opción para los gays, porque este país es amable con los pacientes, no hay problemas legales y prácticamente no hay lista de espera”, explica el doctor Samit Sekhar, director del programa de madres de alquiler de la clínica Kiran, en Hyderabad. Además del bebé de Fister, la clínica de Sekhar ya ha traído al mundo a otros cinco hijos de parejas homosexuales. La factura por estos servicios es de unos 20.000 dólares por nacimiento, e incluye los gastos médicos y el pago de la madre de alquiler.


Los bajos costes de la India suponen sin duda un gran atractivo, asegura el doctor Gautam Allahbadia, que dirige la popular clínica Rotunda, en el suburbio Bandra, de Mumbai. “Incluso en una ciudad cara como Mumbai el precio es una décima parte de lo que costaría en Estados Unidos”, dice.


Richard y Paul son una pareja gay de Nueva Jersey que trabaja en el sector de las finanzas. Dicen que escogieron India por una cuestión de precio. “Nos sentimos como si nos hubiese tocado la lotería, porque tenemos dos gemelos sanos y preciosos por una mínima parte de lo que nos habría costado en Estados Unidos”, explica Richard.


El número de bebés que nacen de madres de alquiler se está duplicando cada par de años, según un cálculo oficioso de las clínicas. En la India, donde se habla inglés y donde profesionales y clínicas cualificados pueden ofrecer cuidados de primera clase a precios asequibles, este es un sector en pleno auge. En la India este tipo de práctica es legal, aunque no está regulado.


Las clínicas de fertilidad firman contractos vinculantes con las madres de alquiler, que ceden todos sus derechos sobre los bebés en cuanto nacen. A su vez, los padres que contratan los servicios de estas mujeres estampan automáticamente sus nombres y apellidos en los certificados de nacimiento de las criaturas.


Este aumento de las parejas del mismo sexo que acuden a la India para satisfacer su deseo de tener un hijo no deja de levantar ciertos resquemores en un país conservador, donde hasta hace tan sólo un año las prácticas homosexuales consentidas entre adultos estaban tipificadas como delito. Las clínicas y las agencias mediadoras no publicitan abiertamente los servicios que ofrecen a las parejas homosexuales. Aún así, un flujo constante de clientes llega al país a través del boca a boca o a través de anuncios en redes muy especializadas.


Allahbadia ha traído al mundo en Rotunda a unos 50 bebés de parejas gay, la mayor parte de Estados Unidos, y en estos momentos hay otros cuantos embarazos en curso. Cada una de las mujeres que aceptan ser un "vientre de alquiler" reciben entre 3.650 y 7.300 euros (de 5.000 a 10.000 dólares). Para unas mujeres que viven sin apenas recursos, ese dinero puede ser el que les permita educar a sus propios hijos, o a darles un techo seguro.


En un país que se está liberalizando con rapidez, algunos indios ven este tipo de negocio como otra consecuencia de los vericuetos de la oferta y demanda global. “Un bebé es un bebé”, dice la doctora Aloma Lobo, antigua responsable del la agencia gubernamental de adopciones india. Pero también se plantean cuestiones éticas sobre el hecho de que occidentales más ricos estén pagando a mujeres pobres y analfabetas a cambio de -al fin y al cabo- utilizar sus cuerpos. Los riesgos médicos a los que se exponen estas mujeres, y el daño emocional que supone dar al hijo que han llevado durante nueve meses, es considerado por los detractores del sistema como una explotación.


“La realidad es que en la India hay muchas mujeres que tienen problemas económicos, y que están prestando sus cuerpos a cambio de dinero”, reconoce C.P. Puri, ex director del Instituto Nacional para la Investigación en Salud Reproductiva de Mumbai.


Mientras tanto, las clínicas y los hospitales que ofrecen este tipo de servicios se enfrentan a un dilema moral diferente. Sekhar, en Hyderabad, se niega a atender a occidentales que quieren contratar una madre de alquiler por cuestiones de estilo de vida. “Si quieren usar este sistema porque tienen miedo a las estrías en la piel o a tener los pechos caídos, entonces no los aceptamos”, afirma.


martes, 10 de mayo de 2011

El Instituto Mexicano de Psicoanalisis avala cientificamente la adopcion por parejas gays

Ilustrísimos felinos,


Les adjunto este bello informe del Instituto Mexicano de Psicoanálisis donde dicen que ser gato es tan patológico como que te gusten las sardinas en aceite. Disfrútenlo y no me pierdan tanto aceite!!


Profesor Miau


Este es un articulo hecho por el Instituto Mexicano de Psicoanalisis, donde expone la realidad y la verdad absoluta sobre los matrimonios gays y adopciones por parte de padres homosexuales. Mismo que revierte las mentiras de organizaciones malignas como lo son Provida y Uno más una.
El sustento es cientifico, comprobado y comprobable por todos los medios, tanto psicologico, biologico, social, cultural, económico, etc o sea que no hay error en nada, y demuestra la ineficiencia del clero y de organizaciones como las antes mencionadas.


Posicionamiento del Instituto Mexicano de Psicoanálisis sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.


A la luz de los recientes debates en torno al matrimonio entre personas del mismo sexo el Instituto Mexicano de Psicoanálisis se une a la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psicología y la Organización Mundial de la Salud para reafirmar que la homosexualidad no es una enfermedad, sino una de las muchas formas de comportamientos sexuales. Es por ello que nos parece importante apuntar lo siguiente:


Por muchos años, la estigmatización de las personas con una orientación sexual distinta a la heterosexual se apoyó en una patologización médica: el status de enfermos de estas personas servía como base para negar derechos násicos y un trato social digno. Sin embargo, desde 1974 la comunidad psiquiátrica removió a la homosexualidad de la lista de desórdenes mentales del Manual de Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales. En otras palabras, desde hace por los menos 36 años la homosexualidad ya no es tratada como una enfermedad psiquiátrica-científica.

Ello implica, por un lado, que la salud mental de una persona no depende de su orientación sexual. La capacidad de formar vínculos amorosos, de platearse metas y cumplirlas, de madurez y responsabilidad no varía de una orientación u otra. Se trata de personas, que establecen vínculos afectivos y amorosos como cualquier otra.


Este Instituto sostiene que no existe sustento médico, ni científico razonable para seguir negando derechos a las personas homosexuales. Todo lo contrario: creemos que reconocer derechos y combatir la discriminación que sigue sufriendo este grupo de la población en México es una labor fundamental que ocupa a gobierno y sociedad.


Para el instituto el derecho a casarse y a adoptar, como pareja, a menores, son derechos que no deben, ni pueden ser discutidos con base en argumentos que pongan en entre dicho la salud mental de las personas homosexuales y lesbianas en una relación de pareja.


Los estudios internacionales, de asociaciones psiquiátricas y psicológicas estadounidenses, canadienses, españolas, francesas y británicas y de otros países han sido pioneros en reconocer derechos a las parejas del mismo sexo, indican que no hay evidencia empírica que indique que las parejas del mismo sexo no sean aptas para la crianza de un niño niña.


Por el contrario, los abundantes estudios científicos señalan que los hijos y las hijas de parejas del mismo sexo pueden crecer tan sanamente como los hijos e hijas de una pareja de distinto sexo y en muchos casos hasta mejor.


El Instituto Mexicano de Psicoanálisis solicita al gobierno Mexicano que trabaje y consolide políticas que ayuden a los niños y niñas criados por parejas del mismo sexo para que puedan tener un desarrollo óptimo y seguro en el ámbito social, ya que su bienestar depende tanto de sus familias nucleares, como también de las condiciones de su entorno social.


Exhortamos a la sociedad y al gobierno a trabajar para consolidar una sociedad mucho más madura, incluyente, que reconozca y respete su diversidad, elementos todos de un país y una sociedad democrática, a pensar en respetar a las personas homosexuales en lugar de pensar “curarlas” o erradicarlas.


Fuente: Instituto Mexicano de Psicoanalisis: ODONTOLOGÍA 9 COL, COPILCO UNIVERSIDAD CP 04360 MEXICO D.F. TEL. 56 82 98 22 FAX 56 59 35 24

sábado, 7 de mayo de 2011

miércoles, 4 de mayo de 2011

El acoso en las escuelas dominicanas

Un fascinante artículo sobre el bullying escolar, haciendo hincapié sobre la situación en la Republica Dominicana. Como veis: afilad vuestras garras porque hay mucho por lo que luchar.

Gato Periodista




El bullying es tema mundial. Empezó a llamar la atención de los especialistas en los años 70 y poco a poco se fue tomando en las aulas. Hoy, es un problema que aumenta y que puede llevar al suicidio de los niños y adolescentes que lo sufren. República Dominicana no es la excepción.

Tenía 10 años, una figura redonda y lentes que enmarcaban su mirada infantil. Su uniforme siempre estaba planchado y sus zapatos, lustrosos. Era un "nerd" por fuera, homosexual por dentro, y sus compañeros de colegio lo habían notado hacía años. Fausto González (23, estudiante de administración hotelera) era el blanco perfecto para ser víctima de bullying: "Me golpeaban para verme correr y pedir clemencia, me ponían apodos ofensivos -"niña" era lo más suave que me decían-, me garabateaban la mascota con insultos, me excluían de grupos y juegos, me hacían llorar. Era una tortura".

Ese particular día, recuerda, resbaló en el piso mojado "La niña se cayó, la niña que no se quería mojar", armaron burla sus compañeros. Por algún motivo, ese instante caló más hondo que la mochila de acoso que cargaba a diario. Llegó a su casa a llorar, a escondidas de sus padres o de cualquier otro que pudiera enterarse del suplicio que duraría hasta sus 15 años, cuando finalmente se cambió de colegio.

"Cosas de niños", era la consigna de entonces frente a los conflictos entre estudiantes. Una consigna que permanece latente incluso hasta el día de hoy en profesionales del área, y que hace la vista gorda a un problema que genera niños depresivos, de baja autoestima, aislados de sus pares y con un menor rendimiento académico. Niños con el futuro herido y la infancia robada.


Esos difusos límites

El acoso escolar, o bullying, "se está convirtiendo en una realidad acuciante de la realidad escolar en todo el mundo" advierte el psicoterapeuta argentino Rolando Martiñá en su libro "La comunicación con los padres" (2007). La complejidad del fenómeno ha llevado a distintos estudios a presentar cifras contradictorias sobre el porcentaje de víctimas en la población escolar mundial, a lo que se suma la dificultad de detección del problema.

Porque, ¿qué es, realmente, el bullying? ¿Cómo se diferencia de los relajos cotidianos que todos recordamos de la escuela? Dan Olweus, considerado el primer investigador científico sobre el tema, acuñó la definición en los años 80: "Un estudiante sufre de hostigamiento escolar o es victimizado, cuando es expuesto en forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes".

Martiñá aclara: "El maltrato puede consistir en agresiones físicas, daño a objetos personales, pequeños hurtos, amenazas, burlas, insultos, aislamiento, difusión de calumnias o cualquier recurso destinado a someter a alguien a una situación de inferioridad y humillación". A esto se suma la versión cibernética, o cyberbullying, que incorpora las nuevas tecnologías al hostigamiento y facilita el trabajo del acosador mediante el anonimato.

Rafaela Burgos, psicóloga clínica, resume: "No es una cuestión casual. Tú puedes tener dificultades con un compañero de clases a raíz de un incidente, y tal vez se llega a los golpes o insultos, pero hay un motivo que se puede identificar. En el bullying no se puede identificar un motivo: la única razón es que este niño tiene características diferentes, que van desde la timidez o escasas habilidades sociales, hasta un niño físicamente distinto o con limitaciones". Yo le di porque vino con un sombrero muy feo, es el tipo de razonamiento sin sentido que esconde el golpe.


La agresión dominicana

El país no es impermeable al bullying. En el "Estudio de Convivencia Escolar en República Dominicana" (2008) realizado por el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA), se obtuvieron cifras que reflejan que sí, los estudiantes de hoy están sufriendo dentro de las aulas. Consultados sobre si reciben algún tipo de maltrato de parte de sus compañeros, un 20,2% de los alumnos reconoció ser víctima del robo o rotura de sus cosas, y un 16,7% mencionó el "ser insultado y ridiculizado" de forma permanente.

Coincidente con las investigaciones internacionales al respecto, los abusos suelen darse en estudiantes de entre 9 y 14 años. El acoso psicológico es el más común -y el más difícil de detectar-, mientras que la agresión física es la menos habitual. Los hombres sufren más que las mujeres, pero estas últimas son maestras en mover los hilos del terreno emocional.


Señales

Ximena (38, comunicadora), bien sabe de qué son capaces las niñas. Lo recuerda desde el anonimato de su nombre ficticio:Callada, tímida y pasiva, se convirtió en el pasatiempo de un grupo de niñas de su escuela. La exclusión, los sobrenombres y la obligación de hacer mandatos marcaban la tónica: "Se burlaban, sobre todo en el bachillerato, porque estaba rezagada en materia de amores y mis cosas eran de niña todavía, nada de maquillaje ni coqueterías. Las demás me llevaban muchas horas de vuelo en eso. Yo era 'la monjita' o 'la niñita".

La anécdota en cuestión podría no pasar a mayores, si no fuera por un detalle: "Yo evitaba a esas compañeras. Hubo una época en que me dio por no ir al recreo. Me quedaba en el aula con las dos únicas amigas que tenía, yo apartada, mientras veía a las demás divertirse en grupitos chismorreando. A veces quería participar pero no me atrevía por no hacer el ridículo o decir algo que las demás no aprobaran. Mejor me mantenía al margen".

La misma estrategia de aislamiento utilizó Juan Jiménez Coll (50, arquitecto) cuando comenzó el bachillerato. Después de haber sido asediado continuamente desde primer grado por su homosexualidad, eligió la protesta silenciosa: "Un día me paré al lado de unas columnas que daban hacia el patio del recreo. Y me paré ahí siempre, todos los días en el recreo, hasta que acabó el colegio. Recuerdo que pensaba 'quizás, en algún momento, alguien me pregunte por qué lo hago". Nunca nadie le preguntó. De haberlo hecho, él habría confesado la angustia que le causaban las burlas y los golpes que sus compañeros le daban.

El autoexilio de las víctimas es habitual en estas situaciones. "El niño que se va donde el profesor durante el recreo, que no tiene con quién jugar, que merienda o se queda solo jugando con una pelota, o dice que va a hacer la tarea para avanzar... todas esas son señales de que no está siendo aceptado en el grupo y hay que investigar para determinar si existe bullying detrás de esa situación", dice Burgos.

La angustia y la depresión son otros indicativos: "Los niños que viven esta experiencia muchas veces no quieren ir a la escuela y se les suele diagnosticar fobia escolar cuando lo que están pasando es una situación concreta", cuenta Burgos. Y Coll reconoce: "Las burlas me deprimían. Yo llegaba a casa con una ansiedad tremenda sabiendo que tenía que ir al día siguiente a clases. Siempre tenía ese dolor aquí en el pecho, un miedo a ir al colegio: quién me va a atacar hoy, quién me va a relajar, frente a qué voy a tener que defenderme... yo me enfermaba".

El resultado a largo plazo, para Coll, fue casi inevitable: "Lo que más resiento es que no conservo amigos del colegio. No los tengo. Inclusive ahora, han hecho reuniones de ex alumnos y no me han invitado. Ellos se juntan y se buscan, y yo no existo. Fue una época que simplemente viví y no tengo las experiencias, recuerdos o amistades que otros tienen".


El otro lado de la moneda

Carlos (25, productor de eventos) suelta una risa nerviosa y pide un nombre ficticio para dar su testimonio. Tiene fresco en su memoria su época de bully escolar, y hoy reconoce que le avergüenza.

Su agresión comenzó como mecanismo de defensa frente al acoso de sus compañeros. Recién llegado al colegio, a los 11 años, fue recibido con burlas por su sobrepeso. "Me decían 'Moby Dick' todo el día, todos los días. A la semana tomé medidas. Me sentía 'miércale, soy nuevo aquí y quisiera tener panas... tengo que hacerme respetar".

Haciendo caso omiso a las recomendaciones de los profesores ("no les hagas caso"), eligió ser el primero en dar el golpe, en una actitud que el estudio de PLAN, "Aprender sin miedo" (2008) califica como una de las posibles consecuencias de las víctimas de bullying: "[Algunos] reaccionan de manera agresiva. En un esfuerzo por recuperar su condición, algunas veces hostigan a otros compañeros de clase".

Carlos se ensañó con los compañeros diferentes y más vulnerables. "Había uno que era medio amanerado, otro que era flaco y blanco, de pelo rubio pero malo -a ese lo relajaba diciéndole 'albino'-, otro que era medio loco y yo lo metía dentro del zafacón. A los de cursos más pequeños les quitaba la merienda". Y agrega: "Cuando molestaba a los compañeros, me sentía bien, que me respetaban". Los profesores no intervenían: como buen acosador, buscaba los momentos en que no hubiera presencia de adultos.

A los compañeros que le devolvían, Carlos los dejaba en paz. "Un niño que se va perfilando como agresor comienza siendo agresivo con la mayoría, y elige al más frágil como su blanco principal, porque otros le responden", explica Burgos. "Es un tema de poder, no solo de tener una actitud agresiva con la gente en general. En muchos casos, lo que hace el agresor es quitarle la merienda a la víctima aunque no la quiera, para demostrarle que tiene poder. Está buscando sentir que los demás lo admiran, que tiene un lugar especial en el grupo".


El papel que jugamos en esto

"Es importante el rol que juega el público en el tema del bullying. Los observadores a veces no son tan observadores: en muchas ocasiones estimulan e incentivan al agresor. Tienen un papel fundamental", cuenta de entrada Rafaela Burgos. A su juicio, para prevenir el acoso el público tiene una función tanto o más relevante que los mismos protagonistas: "Los observadores muchas veces entran en disonancia porque pueden no estar de acuerdo con lo que se le hace al compañero pero no se atreven a intervenir porque tienen miedo de ser agredidos ellos mismos. Ese grupo necesita saber que puede hablar del tema. Por eso es importante hablar de esto en la escuela, para que todos sepan que esto puede pasar, que si pasa hay que decirlo. Hay que abrir canales de denuncia dentro de la escuela, e integrar de manera más abierta el trabajo con padres, maestros y niños".

Son importantes los modelos: si en su entorno el niño ve que los adultos se denostan a otros por motivos raciales, sexuales o físicos, eso es lo que aprenderá. Al final del día, un niño será abusador si la sociedad en que está inmerso, lo es. Da para pensar.

En su libro "La comunicación con los padres", el psicoterapeuta Rolando Martiñá destaca algunos de los rasgos que suelen presentarse en los protagonistas del bulllying:


Acosadores:

Tienen problemas de autoestima
Por alguna razón no pueden destacarse de otro modo
Provienen de familias donde la violencia se considera normal para resolver problemas
Son mayores o más fuertes que la mayoría de sus compañeros
Son líderes carismáticos, por admiración o temor
Por lo general son extrovertidos, impulsivos
Pueden estar vengándose de abusos sufridos
Pueden estar movidos por la envidia
Tienen dificultad para reconocer los sentimientos propios y ajenos


Acosados:

Son tímidos, temerosos
Son menores, más débiles o torpes que la mayoría de los compañeros
Pertenecen a alguna minoría dentro de la mayoría del aula: de género, étnica, social o de preferencias, por ejemplo, un varón que no gusta del fútbol
Son solitarios, no tienen amigos
Por lo general, son introvertidos
Son recién llegados
Tienen alguna desventaja física
Se destacan intelectualmente y provocan envidia
Son poco asertivos, acceden rápidamente a otros para "evitarse problemas"
Alguna vez denunciaron maltrato y quedaron etiquetados
Tienen gran necesidad de ser aceptados por los demás
Suelen creer que soportar pasivamente las adversidades es la mejor forma de lidiar con ellas


"Los estudios demuestran que los niños y las niñas que son víctimas de hostigamiento escolar tienen cinco veces más probabilidades de tener depresión que sus pares, y que las niñas que lo sufren tienen ocho veces más probabilidades de suicidarse".PLAN: Aprender sin miedo (2008)

Un estudio realizado en República Dominicana develó que un 20,2% de los alumnos ha sido víctima del robo o rotura de sus cosas, y un 16, 7% se ha sentido insultado y ridiculizado de forma permanente.

Hay un mundo de diferencia entre las bromas estudiantiles y el bullying: este último es sistemático y deja en evidencia a una víctima y a uno o más acosadores, que son siempre las mismas personas.

Más información: www.planrd.org


Fuente: DiarioLibre.com ( http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=287422&l=1 )

lunes, 2 de mayo de 2011